La misteriosa “calle escalera” del sur de Gesell
Cerca de la terminal existe una calle de apenas media cuadra que, de lejos, parece más bien una galería angosta entre dos edificios, y que trepa en altura a través de una empinada escalinata. Se trata de la 141bis, que atraviesa la manzana entre 141 y 142 a través de un sendero peatonal que va de la 3 a la 4.
Por Mauro Rossi y Juan I. Provéndola | No hay un señal que preanuncie su presencia. El único dato que se puede tener desde la avenida 3 es un letrero que dice “Acceso peatonal (por escalera) 50 metros”, colocado por la iglesia Adventista que está cuesta arriba. Lo que ese cartel privado está describiendo es la traza del paseo 141bis, conocida entre los conocedores como la “calle escalera”.
Se trata de una calle que recorta la manzana que está entre los paseos 141 y 142 a través de un sendero peatonal que va de la 3 hacia la 4.
El recorrido de la traza es raro, ya que entrando por la 3 parece ser más bien el pasillo de los dos edificios que la rodean. Al final del mismo, unos diez metros después, surge una empinada escalera de varios tramos que trepa hasta la cima de la manzana. Esa “mitad” del paseo 141bis es de cinco metros de ancho.
Una vez en la cumbre aparece lo que originalmente fue un cul de sac, expresión que los urbanistas franceses inventaron para definir una calle que acaba encerrada en el medio de la manzana.
Así fue originalmente, aunque parece ser que luego se trazó el tramo restante, es decir desde la 4 hacia el cul de sac, que con esa salida dejó de serlo. Lo que perduró es el extraño encanto de ese “rulo”, que parece casi una rotonda y tiene varias viviendas, entre ellas una completamente gris y gigante, de por lo menos 6 ambientes, aunque sin terminar y con cartel de venta. Un misterio que solo conocen los chimangos que dominan la panorámica desde el tejado de la casona.
La urbanización original de Villa Gesell, en la zona norte, delineaba sus calles respetando los bajos de los médanos. Pero el crecimiento astronómico que experimentó la ciudad entre las décadas del ’60 y ’80 obligó a resolver con más “practicidad”. Así es como, avanzando hacia el sur, ya dejan de sorprender las apariciones de calles más rectas.
Aunque sucedió que algunos médanos se volvieron indomables incluso a las reglas y compases de los urbanistas. Como el legendario Gateado, en 3 y 115, así llamado por un caballo que se resistía al dominio ajeno. O el de la 141bis, que quedó con un ángulo tan inclinado que fue imposible crear una calle para el tránsito. Entonces hicieron hace 50 años una escalera que permanece oculta entre edificios de veraneo, comercios, una iglesia y una casona abandonada.