Un puma en la Ruta 11 y elefantes marinos en Mar de las Pampas

Aumentan los avistajes de distintas especies en zonas urbanas de Villa Gesell y alrededores, fenómeno que preocupa a especialistas e invita a analizar las causas de estos movimientos

 

Por Juan Ignacio Provéndola | Como si a esta temporada estival no le sobraran motivos para generar alarma entre veraneantes y prestadores de servicios (ya sea por las bajas temperaturas registradas a principios de enero, o bien por los desalentadores porcentajes de ocupación turística), la madrugada del jueves aportó una postal inesperada por estas fechas para la costa argentina : en plena cinta asfáltica de la transitadísima Ruta Interbalnearia 11 entre Villa Gesell y Pinamar apareció un puma de 1,60 metros de largo y 1,10 de alto.

El felino, se presume, fue arrollado por un vehículo que transitaba por esa carretera en dirección al norte, mil metros después del acceso principal de Gesell y camino a la localidad de Cariló. Así lo encontró personal de la Dirección de Zoonosis del primer distrito, desde donde se contemplaron distintas hipótesis que van desde el escape del animal por el asedio de cazadores furtivos en una zona expresamente vedada a esa actividad hasta la intromisión cada vez más acelerada de emprendimientos inmobiliarios y agrarios que alteran sus hábitats naturales. Tal como pueden apreciar los turistas que recorren la zona, a la vera de la Ruta 11 aparecen cada vez más lotes, edificaciones y barrios privados.

En octubre pasado se había producido un hallazgo similar muy cerca de allí, aunque nada se comparará con el puma que se vio caminando por la céntrica Avenida 3 de Villa Gesell en julio del 2022, hacia las vacaciones de invierno de aquel año. Nunca se supo el motivo por el cuál apareció en pleno ejido urbano, ni tampoco cómo es que dejó de ser visto, aunque la visibilidad cada vez más recurrente de estos ejemplares es un punto de atención sobre el cuál deben posarse los expertos, especialmente por la falsa información que la sociedad tiene respecto del comportamiento de los mismos: a pesar que de el puma es el segundo felino más grande de América (solo detrás del jaguar), no es agresivo ni propenso al ataque, salvo que se sienta amenazados y no encuentre vía de escape. Por eso se recomienda mantener la calma, retroceder sin darle la espalda y agrandarse levantando los brazos, además de dar aviso a las líneas 103 o al 911.

Pocos días antes de eso y no tan lejos de allí, otra especie apareció ante la vista de decenas de turistas en una saga de recurrencia que tampoco es normal: un elefante marino salió del agua hasta una playa de Pinamar Norte para recostarse durante largas horas. Según especialistas, es el mismo ejemplar que había hecho algo similar la semana anterior, aunque luego regresó al mar y creyeron que ya no volvería a asomarse a la costa.

El domingo pasado otro elefante marino sorprendió en la zona ya que incluso llegó a superar la línea de médanos y apareció entre las calles de Mar de las Pampas, obligando la acción de Zoonosis para hacerlo retroceder nuevamente hasta la playa. Es que si bien esta especie suele salir del agua porque tiene frío o bien para descansar, resulta más peligrosa que el puma porque es más reactiva y territorial. Por eso se recomienda no acercarse bajo ningún concepto, evitar que las mascotas los molestes y tampoco alimentarlos ni mucho menos tirarles agua.

Las constantes apariciones de elefantes marinos en los distritos más habitados y visitados de la costa bonaerense y especialmente sus salidos de la playa hacia la ciudad constituyen una incógnita que también genera preguntas en biólogos e investigadores, sobre todo porque a la vez se suelen observar cada tanto andanadas de peces muertos sobre las orillas. Estos comportamientos inusuales y repetitivos alientan estudios cuyos resultados aportarán alguna explicación hacia estas novedades.