El Indio Solari y el misterioso balneario de Belmes en Mar Azul

Solari vivió en Valeria del Mar antes de formar Los Redondos y viajó varias veces a Villa Gesell, en especial a curtir ese exótico lugar en el extremo sur de nuestro Partido donde vivió sus primeras experiencias psicodélicas.

 

Por Juan Ignacio Provéndola | El Indio Solari vivió en Valeria del Mar entre fines de la década del 60′ y mediados de los 70′, cuando volvió a La Plata y al poco tiempo se formaron Los Redonditos de Ricota. En ese periplo también visitó Villa Gesell varias veces.

Su experiencia más profunda en nuestras arenas por lejos parece ser la que transitó en el balneario del Doctor Belmes, un lugar que ubica “por lo que ahora es Mar Azul”. Y al que le dedicaría en 1985 una de sus columnas en la revista Cerdos y Peces. Muchos años después, en 2017, lo desarrollaría aún más en Escenas del delito americano, su primer libro de historieta junto al artista gráfico Serafín. Ahí profundizaría su militancia en lo que él denomina “la política del éxtasis”.

Cuando aún no existía el Partido de Villa Gesell, Mar Azul fue un enorme y solitario paraje fundado por Astengo Morando que recién en los 60’ empezaría a subdividirse tras la aparición de algunos oferentes. El primero, Manuel Rico, compró lo que luego se rebautizaría como Mar de las Pampas y Las Gaviotas. Pero también apareció un tal Pedro Guillermo Belmes, médico cultor de la oxigenoterapia que quería inaugurar el Balneario Jardín Doctor Belmes. Vendió lotes a colegas de él, aunque la administración del proyecto fue mala y todo terminó en una conflictiva quiebra.

“Existía este lugar llamado Doctor Belmes. Que debe haber creado el mismísimo Belmes —que se dedicaba a la oxigenoterapia, sea esto lo que fuere— al lotear la mansión colonial que tenía para fraccionar el terrero original y venderlo en partes. ¡Había que caminar doce kilómetros por la playa para llegar ahí!”, contó el Indio, quien parece haber conocido el sitio después de la quiebra del proyecto. “En Doctor Belmes nos hacíamos unos trips impresionantes, leyendo las cartas de los sobrinos del tipo que le mangueaban plata desde Brasil. Toda esa casona estaba medio derruida, pero nadie se había llevado nada. Me sentaba en un sillón con Iche a mirar las noctilucas y leer una carta con la linternita… ¡Era un mambo muy entretenido!”.

“Yo conviví algunos meses con ellos en Doctor Belmes, un balneario a doce kilómetros de Villa Gesell, donde andábamos prácticamente en pelotas, cantando con la guitarrita y tomando ácido”, dijo en su autobiografía. “En Doctor Belmes éramos una pandilla de raros. Yo andaba con una túnica que me habían regalado, de un color celeste fuerte, y unos pantalones italianos pintados a mano. Llegué con lo puesto, los zapatos con taco me jodían en la arena y terminé tirándolos. Como los pantalones quedaban largos, los corté con un cuchillo. Anduve en cueros, hasta que me regalaron una túnica. Era lo único que tenía, hasta que volví a La Plata”.