Yucas: lavarse la cara y arrancar de vuelta después de En Ojotas
Tras la sorpresiva disolución de la banda geselina más convocante, Sergio Sáez y Charly Vázquez sumaron al bajista Mateo Serrano para volver a las pistas y no perder la senda; y mientras preparan su primer disco, planean varias fechas por la zona.
Foto: Abel Escobar
¿Qué es lo que sigue cuando algo llega a su fin y ya deja de pertenecernos? ¿Buscar otro punto de partida y arrancar de cero? Nadie puede inventar el vacío: somos una acumulación de cosas a la que echamos mano, incluso cuando creemos que ya las hemos despejamos de nuestra vida. En Ojotas dejó una huella en la escena geselina con buena regularidad de shows, stándares de profesionalismo y una obra artística que no pasó desapercibida. Fueron diez años de trabajos, esmeros y sueños, todos intensos, y es lógico que no resulte fácil ponerle punto final, hacer el duelo y volver a ver piel donde hubo una herida profunda.
Sergio Sáez dice que tardó “tres o cuatro días” en tomar la decisión de abandonar el trío (una forma elegante de hablar sobre el inesperado fin), aunque necesitó varios meses para darse cuenta que aún había algo vivo en aquello que se suponía enterrado en el pasado. Por empezar, su vínculo con Charly Vázquez, el baterista del trío. “Al día siguiente del terminar En Ojotas lo llamé para disculparme por el modo en el que se enteró del final del proceso. Su plan era irse a Buenos Aires, pero quedamos en juntarnos si eso no pasaba. En ese entonces no tenía nada en mente respecto al futuro, pero con el tiempo me agarraron ganas de tocar, así que lo llamé y arrancamos a bocetear algunas canciones”, cuenta el cantante y guitarrista.
El círculo se cerró con Mateo Serrano, bajista de Tamarisco, con quien Sergio ya había tocado en el grupo Solar. “Le pedí que nos ayudara un poco con la composición y eso, y cuando lo invité al ensayo me dijo que si venía era para formar parte del proyecto”, explica Sergio. Un trío vuelve a asomar en el camino del ex músico de La Peluca y Rainau, entre otros recordados grupos de la ciudad. El debut se produjo en noviembre pasado en El Nacional, el mismo lugar al que volvieron el sábado pasado. Y ya hay planes de nuevos shows: el martes 27 estarán en el escenario de RockeaBA en Bunge y la playa, Pinamar. Se hacen llamar Yucas (https://www.facebook.com/yucasrock). Para una banda geselina, un nombre geselino.
Mientras tanto, sigue escribiendo y componiendo. Ya llevan más de diez canciones y las grabarán en marzo. Musicalmente se puede advertir una notable influencia de lo ya escuchado bajo el sello de En Ojotas, aunque eso no parece premeditado. ”No tengo un plan, porque nunca lo tuve. Obviamente hay una impronta que surge de los años de tocar, pero siempre fluctúa porque me gusta ver qué pasa en cada inicio. Hay cosas que surgen solas, y de esas me agarro para seguir”, jura Sergio. Eso sí, hay una consensuada lista de prioridades: “Tocamos poco porque decidimos hacer las cosas como se debe. Vamos a componer lo más que podamos, grabar lo mejor que podamos, y ahí salir a tocar lo mas que podamos. En ese orden”.
– La disolución de En Ojotas tomó a la banda tocando seguido, planeando hacer pie en Buenos Aires y firmando con un sello discográfico. ¿Te quedó alguna espina o deuda pendiente?
-Voy a usar una metáfora futbolística, que se que te gustan: cuando dejas todo, no hay cuentas pendientes. Y las espinas… qué se yo… son para corazones ensombrecidos. Yo estoy muy feliz y motivado con las cosas que me pasan cada día, y de eso me nutro.
– ¿Vas a buscar retomar esos objetivos con Yucas, o afrontás esta aventura con otro relajo?
– Tengo las mismas expectativas que cuando tenía 18 años… con todos los peligros que eso implica, jaja. Es una especie de idiotez naif adolescente que si la pierdo, no toco más. Con el empuje que tienen Mateo y Charly, las ganas de hacer las cosas bien, de progresar, crecer y creer, es difícil no poner todo de vuelta.
Yucas: lavarse la cara y arrancar de vuelta después de En Ojotas
Tras la sorpresiva disolución de la banda geselina más convocante, Sergio Sáez y Charly Vázquez sumaron al bajista Mateo Serrano para volver a las pistas y no perder la senda; y mientras preparan su primer disco, planean varias fechas por la zona.
Foto: Abel Escobar
¿Qué es lo que sigue cuando algo llega a su fin y ya deja de pertenecernos? ¿Buscar otro punto de partida y arrancar de cero? Nadie puede inventar el vacío: somos una acumulación de cosas a la que echamos mano, incluso cuando creemos que ya las hemos despejamos de nuestra vida. En Ojotas dejó una huella en la escena geselina con buena regularidad de shows, stándares de profesionalismo y una obra artística que no pasó desapercibida. Fueron diez años de trabajos, esmeros y sueños, todos intensos, y es lógico que no resulte fácil ponerle punto final, hacer el duelo y volver a ver piel donde hubo una herida profunda.
Sergio Sáez dice que tardó “tres o cuatro días” en tomar la decisión de abandonar el trío (una forma elegante de hablar sobre el inesperado fin), aunque necesitó varios meses para darse cuenta que aún había algo vivo en aquello que se suponía enterrado en el pasado. Por empezar, su vínculo con Charly Vázquez, el baterista del trío. “Al día siguiente del terminar En Ojotas lo llamé para disculparme por el modo en el que se enteró del final del proceso. Su plan era irse a Buenos Aires, pero quedamos en juntarnos si eso no pasaba. En ese entonces no tenía nada en mente respecto al futuro, pero con el tiempo me agarraron ganas de tocar, así que lo llamé y arrancamos a bocetear algunas canciones”, cuenta el cantante y guitarrista.
El círculo se cerró con Mateo Serrano, bajista de Tamarisco, con quien Sergio ya había tocado en el grupo Solar. “Le pedí que nos ayudara un poco con la composición y eso, y cuando lo invité al ensayo me dijo que si venía era para formar parte del proyecto”, explica Sergio. Un trío vuelve a asomar en el camino del ex músico de La Peluca y Rainau, entre otros recordados grupos de la ciudad. El debut se produjo en noviembre pasado en El Nacional, el mismo lugar al que volvieron el sábado pasado. Y ya hay planes de nuevos shows: el martes 27 estarán en el escenario de RockeaBA en Bunge y la playa, Pinamar. Se hacen llamar Yucas (https://www.facebook.com/yucasrock). Para una banda geselina, un nombre geselino.
Mientras tanto, sigue escribiendo y componiendo. Ya llevan más de diez canciones y las grabarán en marzo. Musicalmente se puede advertir una notable influencia de lo ya escuchado bajo el sello de En Ojotas, aunque eso no parece premeditado. ”No tengo un plan, porque nunca lo tuve. Obviamente hay una impronta que surge de los años de tocar, pero siempre fluctúa porque me gusta ver qué pasa en cada inicio. Hay cosas que surgen solas, y de esas me agarro para seguir”, jura Sergio. Eso sí, hay una consensuada lista de prioridades: “Tocamos poco porque decidimos hacer las cosas como se debe. Vamos a componer lo más que podamos, grabar lo mejor que podamos, y ahí salir a tocar lo mas que podamos. En ese orden”.
– La disolución de En Ojotas tomó a la banda tocando seguido, planeando hacer pie en Buenos Aires y firmando con un sello discográfico. ¿Te quedó alguna espina o deuda pendiente?
-Voy a usar una metáfora futbolística, que se que te gustan: cuando dejas todo, no hay cuentas pendientes. Y las espinas… qué se yo… son para corazones ensombrecidos. Yo estoy muy feliz y motivado con las cosas que me pasan cada día, y de eso me nutro.
– ¿Vas a buscar retomar esos objetivos con Yucas, o afrontás esta aventura con otro relajo?
– Tengo las mismas expectativas que cuando tenía 18 años… con todos los peligros que eso implica, jaja. Es una especie de idiotez naif adolescente que si la pierdo, no toco más. Con el empuje que tienen Mateo y Charly, las ganas de hacer las cosas bien, de progresar, crecer y creer, es difícil no poner todo de vuelta.