Aguavivas Geselinas VII: La noche en la que caerán todas las estrellas
Una noche, cansadas de tanto ser anheladas e invocadas por los poetas y los soñadores, las estrellas tomaron la decisión de bajar del cosmos. Pero, sin que nadie lo percibiera, algo se mantendrá imperceptible en el cielo.
Por Juan Ignacio Provéndola | Cuenta cierta leyenda del futuro que una noche, luego de tanto ser anheladas por los poetas y los soñadores, las estrellas finalmente bajarán del cielo para congraciarse con quienes las invocaron desde el principio de los tiempos. Las que iluminan mucho o poco. Las conocidas y las anónimas. Las más grandes y también las imperceptibles. Una por una, cada cual iniciará su descenso desde distancias remotas y tiempos inmemoriales.
Sabemos a través de la ciencia que algunas de las que vemos con nuestros ojos son en verdad destellos de estrellas extintas en el pasado. El efecto de retardo, que normalmente se prolonga por años, se debe a las distancias siderales que debe recorrer la luz (a su velocidad: 300 millones de metros por segundo) antes de por fin ser registradas por la vista humana.
Y es a causa de este curioso fenómeno visual (pero también espacial y temporal) que no todas las estrellas caerán al mismo tiempo. Por el contrario: cada una iniciará su descenso en el momento exacto de su existencia, que puede ser hoy, el mes que viene o hace diez millones de años. El espectáculo será infinito, sin principio ni fin, imposible de abarcar bajo el limitado entendimiento que el humano hace del tiempo y sus transcursos.
Es tal la cantidad de estrellas que el firmamento supo cobijar a lo largo de los tiempos que no habrá espacio ni momento ajeno a este fenómeno en el que
Entonces iluminarán la larga noche de los beduinos en el desierto, se esconderán entre los himalayas para guiar a los peregrinos extraviados de la nada y brillarán en la dirección de los pastores y sus rebaños. Abrirán en dos el Mar Rojo mucho antes de que Moisés debiera cruzarlo y taparán el Volcán Vesubio justo cuando su lava estaba por sepultar Pompeya. Acallarán el murmullo de
Pero el fenómeno guardará un secreto insospechado. Se tratará de una estrella que, a diferencia de todas las demás, permanecerá pendiendo en los cielos dominados por la oscuridad. Solo una, aún sin luz, disimulada entre el polvo cósmico. Estará esperando renacer para iluminar al próximo hombre que se anime a soñar.