Estela de Carlotto en Gesell: La abuela y el mar
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo vino muchas veces a la Villa. Ofreció charlas, fue nombrada Ciudadana Honoraria y hasta recibió estando aquí el alerta de un atentado que sufriría su casa en La Plata. La historia de su vínculo con Gesell, en el día de su cumpleaños 90.
Por Juan Ignacio Provéndola | Desde que vino por primera vez en 1997, Estela de Carlotto se convirtió en una visitante recurrente de Villa Gesell. Y siempre lo hizo con el mismo objetivo: realizar charlas, ofrecer las herramientas de Abuelas de Plaza de Mayo, generar conciencia sobre el pasado e invitar a los jóvenes a que participen en la búsqueda de memoria, verdad y justicia sobre los atroces delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.
Normalmente Estela de Carlotto elegía la Biblioteca Rafael Obligado y los colegios para realizar sus charlas. La decisión no era casual: allí se encontraban libros y jóvenes. Es decir, la sabiduría con los sueños. El conocimiento con las esperanzas. “El ámbito de la escuela es un lugar sagrado, porque ustedes vienen acá para formarse. Es una partecita de la formación, porque la familia es la que da el basamento de todo lo que traemos por costumbres y herencias, pero la escuela da todo lo demás y a través de quienes son los docentes, que son personas que asumen esta tarea en la vida, con vocación”, dijo Estela en un acto que ofreció en la Escuela 1. Fue una de las tantas que conoció en sus numerosos regresos.
Los geselinos que la frecuentaron en cada visita destacan su simpleza y ternura. Y también recuerdan cenas inolvidables de conversación y admiración, siempre con algún vinito alentando los espíritus. Es que Estela solía venir en temporada baja, cuando el verano era sólo un recuerdo y las noches se volvían frías.
Villa Gesell también fue testigo de un curioso episodio que preanunció uno de los momentos más dramáticos en la vida de Estela de Carlotto. Ocurrió en septiembre de 2012, cuando balearon su casa de Tolosa, La Plata. Estela se salvó porque, de casualidad, se encontraba en una parte de la casa a la que no llegaron los proyectiles disparados desde itakas. El hecho fue un escándalo y se acusaron mutuamente entre la Bonaerense y la Federal, luego entre la Federal y la SIDE, más tarde entre el gobierno y los opositores y finalmente entre el gobierno de la Nación, con Menem a la cabeza, y el de la provincia de Buenos Aires, con Duhalde.
Jamás se conocieron los culpables ni los motivos del fallido atentado, aunque cuatro días antes Estela observó en Gesell una señal inquietante: le asignaron una custodia policial permanente, algo que ni ella pedía ni solía desplegarse con asiduidad. Había venido para participar de actividades relacionada a La Noche de los Lápices.
“Algo raro pasó allí, hubo medidas de seguridad exageradas a propósito de una advertencia hecha a los organizadores, que me comentaron que desde Gendarmería le habían dicho que me dieran seguridad”, dijo la presidenta de Abuelas tras el episodio. El único momento en el que Estela de Carlotto logró liberarse de la escolta policial fue a partir de una extraña confusión. Había ido a Canal 2 para ser entrevistada por el periodista Ricardo Arkader en su programa “Personas & Personajes” en un remis. A pesar de que iban detrás, los policías designados a la misión a dijeron que jamás la vieron bajar, por lo que insólitamente siguieron al vehículo hasta su rumbo siguiente. Durante ese tiempo Estela se quedó sin la custodia que no había pedido, mientras el patrullero escoltaba un remis vacío hacia su destino final: la sede de la agencia.
Felizmente la sucesión de posteriores visitas le permitieron a Estela de Carlotto acceder a mejores recuerdos de sus pasos por Villa Gesell. Por ejemplo, cuando años atrás fue nombrada Ciudadana Honoraria. Ella venía de realizar una muestra itinerante sobre las Abuelas en la Plaza Primera Junta. En aquel acto había dicho: “Seguimos trabajando para encontrar a nuestros hijos y a nuestros nietos, para restituirles su verdadera identidad. Son muchos años de trabajo, pero estamos de pié y no nos han vencido”. Y así fue: a los 83 años, y después de haber recuperado a 113 nietos a lo largo de tres décadas (hoy la cifra llega a 127), Estela de Carlotto finalmente se reencontró con el suyo. Fue el 5 de agosto de 2014.
Laura Carlotto, su hija, había alumbrado a Guido el 26 de julio de 1978, mientras estaba capturada en el centro clandestino de detención La Cacha, en La Plata. La mujer fue asesinada dos meses más tarde y el niño se entregó en adopción de manera ilegal. Estela, junto con otras abuelas, hizo la primera ronda en Plaza de Mayo el 30 de abril de 1977. 36 años después pudo encontrar a Guido Carlotto, su nieto. Cuando sus esperanzas parecían extenuadas, los sueños más improbables se acercaron a la realidad y la vida se manifestó un poco menos miserable. Si vale la pena creer en algo, que sea entonces en lo imposible.