“Queremos que la riqueza se quede acá, no en México o Italia”
Villa Gesell inició una de las obras más importantes de su historia con la red de fibra óptica al hogar. Defender este capital local frente a las grandes compañías de telecomunicaciones es un desafío que se impone el cooperativismo argentino desde Fecosur, entidad presidida por Antonio Roncoroni.
noticias@gesell.com.ar | Villa Gesell comenzó este año con una de las obras más ambiciosas de su historia a través de la construcción de una red de fibra óptica al hogar. Además de sustituir al anacrónico cable de cobre, representa el paradigma del futuro: el de la conectividad. Las nuevas tecnologías de comunicación empujan a la convergencia de servicios desde un mismo canal transmisor, que en este caso es la fibra óptica. La creación de esta red supone en nuestra ciudad un salto evolutivo sin precedentes. Asistimos al inicio de una nueva era en las telecomunicaciones, cuyos resultados seguramente se verán en muy poco tiempo.
El proyecto, encarado por la Cooperativa Telefónica de Villa Gesell, responde a un espíritu de época. Así lo demuestra Antonio Roncoroni, presidente de COTEL y también de FECOSUR, la organización más importante del cooperativismo en las telecomunicaciones. Desde ese colectivo se impulsan iniciativas similares en gran parte de las ciudades asociadas, aquellas donde los servicios fundamentales de la vida cotidiana no son prestados por empresas privadas, sino por cooperativas. Es decir: por los propios usuarios, quienes intervienen como socios en esa clase de organizaciones.
Aunque las cooperativas no persigan los fines lucrativos de una empresa privada, se ven obligadas a manejarse dentro del capitalismo. Un escenario desfavorable, teniendo en cuenta que al otro lado se encuentran los otros protagonistas del mercado: las grandes corporaciones multinacionales.
“Las empresas privadas siempre intentaron esquilmarnos, aunque nunca los dejamos. La lucha es desigual, porque hay que encarar el complejo andamiaje jurídico de estas grandes compañías”, explica Roncoroni, a propósito de la pelea que FECOSUR libra históricamente. En ese sentido, la creación de una red de fibra óptica plantea no sólo la mejora de los servicios brindados (y la aparición de otros novedosos), sino también una recapitalización de la cooperativa, ya que puede “alquilarle” su red a las grandes empresas, por ejemplo, de telefonía celular.
Claro que la negociación no es sencilla y demanda tenacidad y espíritu de cuerpo de parte del movimiento cooperativista argentino. «Nosotros tenemos costos fijos muy altos y tarifas prácticamente congeladas desde hace muchos años, porque a diferencia de las empresas, nosotros no las podemos modificar arbitrariamente. El reparto de ganancias, sin embargo, es casi por igual: el 50 por ciento a la empresa y el 45 a la cooperativa. Ellos tienen que entender entonces que la mejor manera de convivir es respetando el trabajo de las cooperativas y comprándonos los servicios que brindamos en nuestros pueblos”, explica el presidente de COTEL y FECOSUR. Y agrega: “Si usan nuestras redes sin pagarlas, los estamos subvencionando a ellos. Y eso es lo que no queremos”.
Si bien COTEL logró llegar a un acuerdo beneficioso para la ciudad, otras ciudades no contaron con las mismas facilidades. Una de ellas es Villa General Belgrano, cuya cooperativa, con la apoyatura de FECOSUR, está intentando lograr un acuerdo favorable con Claro, compañía que opera en la zona. “En el interior, hay conectividad donde hay cooperativas. Pero no todas tienen la espalda para enfrentarse a las grandes compañías y hacer valer los derechos necesarios para poder tener rentabilidad y ofrecer un buen servicio a la gente. Nuestra discusión es por la distribución de las riquezas. No queremos que se vayan a México, Italia o España, sino que se queden en nuestras ciudades. En telecomunicaciones, las ganancias tienen que ser reinvertidas. Se trata de un círculo virtuoso”.