Se despide el Marroquí con una insólita curiosidad

El equipo fundado por Quique Villamón anunció su renuncia a la actual temporada de la Liga Madariaguense de Fútbol porque no tiene cancha donde jugar. Su regreso es una incógnita y se lleva consigo un detalle: el clásico que generó su fundación, ante Defensores del Oeste, jamás arrojó un ganador.

noticias@gesell.com.ar | “Con todo el dolor del alma y el corazón bombeando lágrimas, les tengo que comunicar que el próximo partido es el último, porque quedamos en la calle y como club en la calle la Liga no te deja jugar”. Así comenzó su carta pública Quique Villamón, fundador del Deportivo Marroquí, el más joven de los equipos de la Liga Madariaguense y el cuarto que tiene Villa Gesell en competencia, una cifra récord para nuestra ciudad.

El motivo de la dimisión responde a que San Lorenzo dejará de cederle su cancha al Rojo para que haga de local, decisión que Atlético ya había tomado antes y que por lo tanto vuelve inviable la participación del DAM, ya que por un tema de costos resulta imposible trasladarse a Pinamar o Madariaga, las otras ciudades con estadios.

Después de agregar progresivamente categorías en infantiles e inferiores, el Deportivo Marroquí hizo su estreno en Primera en el segundo semestre de 2014 con alentadores resultados que incluso lo tuvieron entreverado en los puestos de vanguardia durante las primeras fechas.

Instalado el clásico entre Atlético y San Lorenzo, el Marroquí encontró su derby contra Defensores del Oeste, el otro equipo nóvel geselino, que también hacía de local en la cancha del Cuervo. Por lo tanto se hablaba del “Clásico de La Carmencita”, habida cuenta del escenario geográfico que ambos compartían.

El nuevo derby se desplegó con una curiosidad: los primeros tres partidos acabaron en empate. Para colmo, la cuarta edición (que iba a jugarse el fin de semana pasado) debió suspenderse por las fuertes lluvias caídas, con lo cual el historial se cierra entonces con tres empates en igual cantidad de partidos. No hubo un ganador. Nadie puede decir que es “padre” del otro.

Pero más allá de las anécdotas de color, queda el valorable trabajo realizado de quienes le insuflaron vida al proyecto Marroquí con esfuerzo y dedicación, permitiéndole una nueva opción de deporte y recreación a decenas de pibes geselinos.

Ojalá este parate sea solo momentáneo y el Deportivo Marroquí pueda volver a la competencia, ya que no sólo queda el club en la calle, sino también todos los chicos que cada fin de semana encontraban una excusa para jugar al fútbol y hacerse de amigos con la casaca roja.

Foto: Marcela Benítez