Una alternativa jujeña a la calle escalera geselina
En San Salvador, la capital de Jujuy, existen diversas calles escalera que están integradas no sólo por su funcionalidad sino también por adicionales esmeros estéticos y urbanísticos. De esta forma logran que la gente las use porque les sirve pero también porque les gusta. Interesante ejemplo para la arteria geselina que se desprende de la 3 sobre el Paseo 141bis.
Por Juan I. Provéndola | Hace unos días compartimos un artículo titulado “La misteriosa ‘calle escalera’ del sur de Gesell”. Allí contamos la curiosa historia del Paseo 141bis entre la 3 y la 4, cuadra cuya mitad está dominada no por una arteria de tránsito vehicular, sino por una escalera que surge de entre dos edificios y concluye en un cul-de-sac.
Las calles escalera en realidad son recursos que se utilizan para darle “movilidad” a una arteria tan empinada que impide la circulación de vehículos. Entonces se le coloca una sucesión de peldaños para que la cuesta pueda ser recorrida a pie. Pero sucede también que muchas ciudades aprovechan esta circunstancia para aplicarle además algunos criterios estéticos o urbanísticos.
Acaso la ciudad más conocida del mundo en ese aspecto sea París, con las tradicionales calles escaleras para trepar a la colina del Montmartre. Y más cerca está otra célebre: la Escalera de Selarón, en el barrio Santa Teresa de Río de Janeiro.
Aunque en Argentina también hay casos similares. Y dos de ellos pueden verse en la zona céntrica de San Salvador, la capital de Jujuy. Se tratan de las calles escalera que conectan a dos arterias principales (Bolivia y Belgrano) con Ciudad de Nieva, un barrio montado sobre el desnivel de un cerro.
El primero de ellos es sobre Bolivia, la avenida más importante del oeste de San Salvador, aquella que conecta a la ciudad con la Ruta 9 que deriva hacia la Quebrada de Humahuaca y la Puna. A pesar de que Bolivia es incesantemente transitada día a día, no son muchos los que reparan en el Pasaje Valentín Gómez, belleza oculta en un recodo con su sucesión de peldaños recientemente intervenidos. El trabajo fue encargado a un artista local, quien compuso la obra “Iris” alternando colores vivos entre los escalones.
Y así como se accede a la cuesta Ciudad de Nieva a través de la calle escalera del Pasaje Valentín Gómez, se puede salir de este unas diez cuadras más delante de la misma forma: con otra calle escalera que vincula al barrio con el nacimiento de Belgrano, la arteria central de la capital jujeña. Esta, que es más antigua que la anterior y tiene 70 años, cuenta con piedras monolíticas de ese entonces y una añadida iluminación a través de faroles a la altura del pasamanos central.
Lo que lograron estas intervenciones es que la gente no sólo utilice estas calles escaleras por necesidad vial, sino también por cierto gusto de transitar un espacio embellecido por la mano humana. Dos ejemplos de sencilla aplicación y gran resolución estética en los que vale la pena espejarse aunque sea por un rato, aunque sea para imaginarle un mejor destino a la calle escalera que Villa Gesell tiene en un rincón del sur de la 3.