Villa Gesell se reivindica con Willy Crook

Después de la insólita omisión de la Municipalidad local en un mural sobre el rock argentino, un grupo independiente le rinde al artista geselino su merecido homenaje con una gran obra sobre la Avenida Buenos Aires.

 

“¡Que berreta! Lo barato sale caro, parece ser. No tengo nada para decir, así que me voy a reír, que es lo más práctico”, dijo Willy Crook con sarcasmo ni bien se enteró: la Municipalidad de Villa Gesell había decidido hacer un mural en “Homenaje al rock nacional” en el que, entre otros artistas, incluían a Los Redondos… aunque omitiéndolo. 

El problema no era la ausencia, sino la grosera forma en la que los curadores y funcionarios municipales decidieron compensar el yerro: como la ausencia del único geselino ilustre en el rock doméstico era una obscenidad imperdonable, creyeron que la mejor solución era escribir a mano alzada el apodo y el apellido de Willy Crook en la efigie que claramente representaba a Sergio Dawi, su sustituto en Patricio Rey a partir de 1987.

“Estamos hablando del monstruo de los dos aspectos: ‘Sergio Dawilly Crook’. ¡Arme su viuda de Patricio Rey con los trozos que usted quiera”, remató irónicamente el guitarrista y saxofonista cuando vio aquella increíble imagen.

Así las cosas, un colectivo de personas decidió este verano reponer aquel yerro con un mural a la altura del geselino que más logró destacarse con su actividad más allá de la ciudad. Entre ellos, el músico El Soldado, quien fue compañero de Crook en Los Redondos y además gran amigo suyo, y el periodista Juan Provéndola, con quien Willy compartió distintas actividades, entre ellas la presentación del libro “Villa Gesell Rock&Roll” en el que el fundador de Los Funky Torinos escribió el prólogo.  

Los artistas que se encargaron de llevar adelante la obra y posterizarla en una pared de la Avenida Buenos Aires (una de las arterias principales de Villa Gesell) fueron Miguel Pereyra, Federico Menegazzi y Pablo Fretes. Ellos ejecutaron un trabajo notable que comenzó apenas diez días atrás y que se terminó en un tiempo récord, considerando la complejidad de la composición y las jornadas en las que las lluvias impidieron trabajar. La pared fue cedida por el “Conejo” Carlos Fernández, dueño de la propiedad, quien además obsequió de manera desinteradada distintos elementos.

El mural incluye tres versiones distintas de Willy: una de joven manejando su auto, otra ya maduro tocando el saxo y finalmente un busto que escruta todo desde arriba con una mirada templada. Además hay toda una iconografía vinculada a la vida y obra de Crook, como por ejemplo la multitud de la tapa de «Oktubre» de Los Redondos que ilustró en su momento el artista platense Rocambole, imágenes de «Big bombo mamma» (su primer disco solista), la fachada del balneario Kontiki que su familia tuvo en Gesell y el clásico Torino Renault que siempre conducía.


Como curiosidad, el dibujo en el que Willy Crook aparece conduciendo el Torino refleja el último viaje que el músico hizo a Villa Gesell: en diciembre de 2016 viajó para participar de un show gratuito en el viejo Acuario junto a Jorge Serrano (de los Auténticos Decadentes) con su vehículo emblema y una guitarra Fender Telecaster en el asiento trasero, tal como figura en el mural que está sobre Avenida Buenos Aires casi Boulevard Silvio Gesell, cerca de la conocida Rotonda Los Pinos.

Al pie del mural, un texto indica: «Artista genuino, hombre de mundo, geselino de sangre, ciudadano ilustre sin título y, desde ahora y para siempre, profeta en su arena». La frase final es un juego de palabras que el propio Crook solía decir en referencia a la ciudad en la que se crió y con la que mantuvo un vínculo diletante, aunque como todo amor, acuñó en su corazón el gentilicio “geselino” sin jamás renegar de él.