Un símbolo de Villa Gesell: la estatua “De la madre y el niño”

La curiosa historia de una de las postales más características de la Villa: la obra artística emplazada sobre la vieja fuente de la Plaza Primera Junta que alguna vez fue retirada pero debió volver a colocarse a pedido de turistas y geselinos.

Fragmento de «Primera Junta: secretos de nuestra Playa Mayor»
(CAPÍTULO DEL LIBRO «HISTORIAS DE VILLA GESELL»)

La Plaza Primera Junta fue trazado de manera accidental por las calles y los paseos que comenzaban a abrirse en el centro geselino para facilitar el tránsito vehicular. Se trata de una especie de triángulo de 2000 m2 que Carlos Gesell, al descubrirlo, originalmente lo pensó como estacionamiento público. Finalmente, allí se instalaría la Plaza Mayor de la ciudad con las primeras obras: pilares de ladrillos que soportaban arcos, una recova de tejas y madera y las primeras esculturas (entre las que se hallaban un busto de Sarmiento y la polémica y recordada obra “El abrazo”).

En 1979, los arquitectos Luis Castellani, Jorge Musotto y Hugo Chiesa (con la colaboración de Beatriz Grinberg y Alberto Magne) proyectaron una importante remodelación de la Primera Junta. El mástil que hasta ese entonces gobernaba la plaza fue remplazado por una fuente. El fin no sólo era estético, sino también sonoro: se pretendía que el agua operara como una barrera capaz de aislar el barullo que provocaba el incesante tránsito sobre la 3. Encima de esa fuente fue colocada la estatua “De la madre y el hijo”, ideada por el artista Ernesto Murillo y materializada con la colaboración del maestro español Ramón Castejón.

“El puente se hizo para que la gente se acercara a ver la escultura, siguiendo la tendencia de hace bastante tiempo de que el arte público baje de las alturas y esté al nivel de la gente”, explicó Castellani, uno de los arquitectos involucrados en aquella remodelación. “Se pintó la escultura, cosa que no debía hacerse por expresa disposición del autor, quien pidió que cada año se la mantuviera con cera”. Tres pilares para colocar bustos de próceres, un tablero de  ajedrez de tamaño humano y un reloj de sol fueron intenciones también incluidas en el proyecto de remodelación de 1979, aunque por diversos motivos jamás lograron concretarse.

La escultura “El Abrazo” (que representaba a una pareja desnuda) despertó resonadas polémicas y bien recordarán esto quienes vivieron en Gesell durante los tiempos finales de la última dictadura. Las autoridades militares locales, con la misma filosofía que aplicaban sus superiores, resolvieron el problema exterminando a una de las partes: “El abrazo” fue retirado y no hubo más quejas. A partir de ese entonces, la estatua “De la madre y del hijo” se convirtió en la única pieza artística que rompía el gris del cemento y los metales que dominaban a la plaza. Pasó a ser el símbolo visual de la Primera Junta.

Distintos atentados vandálicos obligaron a restringir el acceso a la obra, desafiando a muchos turistas a sortear esos obstáculos impuestos para llevarse la consabida foto con la escultura. Es que, durante varias décadas, aquella era una de las postales geselinas más características.

La última remodelación de la plaza, iniciada años atrás, obligó a retirar a la estatua “De la madre y el niño”, ya que la obra eliminaba la fuente que la ungía y terminaba convirtiendo a la Primera Junta en un amplio playón de cemento articulado. El objetivo era lograr más capacidad, dado que una de las utilidades más importantes del lugar era la de albergar convocantes shows en vivo. La plaza se quedó sin más que la estructura del escenario y el solitario ombú que se erige en un costado y el destino de la estatua se convirtió en un insólito misterio. Finalmente la estatua volvió a ser colocada para la calma y la alegría de turistas y geselinos.

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